LO QUE SE CUECE

I Encuentro MEG Castilla y León: cuando las mujeres encendieron Riaza

Así fue el primer Encuentro MEG de mujeres en gastronomía en Castilla y León

El 18 de noviembre, productoras, cocineras, comunicadoras y emprendedoras de toda la región se reunieron en un acto fundacional para reivindicar la cocina con mirada femenina y arraigada en el territorio.

Riaza, un pueblo tranquilo de Segovia, se convirtió por un día en el epicentro de una revolución silenciosa: el I Encuentro MEG Castilla y León. Organizado por la red MEG (Mujeres en Gastronomía), el evento reunió a mujeres de toda la comunidad para trazar una red de apoyo real, compartir experiencias y reconocer el talento femenino en el panorama gastronómico. Fue una jornada de talleres, showcooking, networking y reconocimiento, donde se celebró la trayectoria y el emprendimiento bajo un horizonte común: dignificar la gastronomía desde sus raíces más auténticas

El pasado 18 de noviembre, Riaza despertó con una energía distinta. Era martes, pero no uno cualquiera: las calles algo húmedas y frías, y el rumor frío de la Sierra de Ayllón hacían de telón para un acontecimiento inédito. Allí, en el Centro Cultural de Riaza, se celebró el I Encuentro de Mujeres en Gastronomía de Castilla y León, una cita que no solo reunió a profesionales del sector: reunió también a una comunidad que llevaba tiempo esperando un punto de encuentro real, con cuerpo, con voz y con territorio.

Este encuentro, impulsado por MEG (Mujeres en Gastronomía) selló su primera edición en la región con un mensaje claro: la gastronomía también se escribe en femenino y  desde aquí, desde una comunidad que suele ocupar los márgenes de las grandes narrativas culinarias, pero que alberga una riqueza humana, agrícola y cultural incuestionable.

El evento fue posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Riaza y la Diputación de Segovia, el encuentro contó con la presencia del alcalde Benjamín Cerezo, el teniente de alcalde Miguel Fernández y Magdalena Rodríguez, diputada del Área de Promoción Provincial y Desarrollo Rural Sostenible —responsable de Alimentos de Segovia y del organismo Prodestur—

Riaza como enclave simbólico

Riaza no fue un escenario casual. El único de la Red de Pueblos Gastronómicos de España de Castilla y León. Este enclave segoviano aportó al encuentro algo más que paisaje, le dió contexto. Riaza acogió a cocineras, productoras, investigadoras, sommeliers, fotógrafas, artesanas y emprendedoras llegadas de toda Castilla y León. Juntas construyeron, durante unas horas, un territorio nuevo. Uno que no aparece en los mapas oficiales, pero que empieza a tener forma: es el mapa de la gastronomía en clave de mujer.

A las diez de la mañana comenzó la jornada con la bienvenida de María Jiménez Latorre, vicepresidenta de MEG, que recordó los orígenes de la asociación: un grupo de amigas cocineras que en 2018 decidió que ya era hora de crear una red formal donde apoyarse, aprender y visibilizar. Desde entonces, MEG ha crecido como crecen las cosas importantes: despacio, con constancia y con alianzas verdaderas.

Una jornada de formación, fuego y conversación

El programa del encuentro no fue un escaparate, sino una construcción comunitaria.  La jornada se dividió entre dos talleres esenciales para el presente gastronómico.
El primero, un taller de fotografía gastronómica profesional ——impartido por Alba García, delegada de MEG en Castilla y León—— permitió a hosteleras y creadoras presentar sus platos y optar a una sesión fotográfica profesional. En un momento en el que la imagen define la percepción pública de la cocina, este espacio se convirtió en un arma poderosa para quienes trabajan desde restaurantes familiares, bares de pueblo o pequeños proyectos independientes. 

El segundo, un taller de inteligencia artificial aplicada a la hostelería rural impartido por Elena Rodríguez, aterrizó en la realidad concreta de Castilla y León: negocios que quieren digitalizarse sin perder identidad, que necesitan herramientas prácticas para mejorar reservas, comunicación y gestión. La IA, explicada desde lo cotidiano, abrió posibilidades que hasta ahora parecían reservadas a grandes ciudades.

Sara Ferreres, del restaurante Taller Arzuaga I @delicious_fotografia

Después llegó el momento que encendió el día llegó con el showcooking de la chef Sara Ferreres, portadora de una Estrella Michelin y una Estrella Verde en Taller Arzuaga. Ferreres cocinó con producto trabajando con una sensibilidad que mezclaba técnica, memoria y ese respeto radical por el territorio que empieza a ser denominación común entre las nuevas cocinas de Castilla y León. Fue una demostración de una ética.

La jornada fue también un pequeño ensayo de comunidad: un aforo lleno y una red de socias que, por fin, pudieron mirarse, reconocerse y tejer alianzas en un showroom expositivo que funcionó como mercado, laboratorio y punto de fuga. Allí se sucedieron las degustaciones y presentaciones: Kombucha Republik, Rollitos Mariem, Restaurantes para Todos con sus cartas accesibles, los totopos de morcilla de Maricastaña, los bombones de Sara Cámara, el café cálido de Nespresso, los quesos de Moncedillo, la morcilla y las empanadillas del Restaurante Sabor de Madre, o la quinoa integral de Quinea. Y, como en cada encuentro MEG, no faltó el apoyo imprescindible de Mahou y Solán de Cabras, que acompañaron la jornada como aliados ya naturales de esta red.

Una mesa para cerrar el círculo

El día terminó como deben terminar los días importantes: alrededor de una mesa. La comida de networking en La Vereda convocó a todas las asistentes en un ambiente relajado, regado con vinos segovianos y una sesión de iniciación a la cata. La comida no fue un simple cierre: fue el lugar donde se cruzaron tarjetas, pero también historias, futuro y ambiciones. Donde una panadera de pueblo pudo hablar con una chef, donde una fotógrafa pudo compartir mirada con una productora de queso, donde una periodista aprendió de una emprendedora rural. La gastronomía, al fin y al cabo, es eso: el cruce de nuestras vidas.

Premios con peso simbólico

Dos reconocimientos marcaron el encuentro. El primero, el Premio a la Trayectoria Profesional Femenina, fue para Marisa Duque, heredera y guardiana de una de las casas más emblemáticas de la gastronomía segoviana: Casa Duque. Más de 130 años de historia familiar reconocidos en un escenario donde tradición y presente se encontraron.

El segundo —y especialmente significativo para nosotros— fue el Premio al Emprendimiento Femenino Gastronómico, que recayó en Miriam Fernández Rivas, fundadora y nuestra editora de Voraz, un proyecto que nace para narrar la gastronomía de Castilla y León desde otro ángulo: el de la cultura, el territorio, la identidad y la comunidad. Su reconocimiento fue también un reconocimiento al relato, a la palabra y a la importancia de construir discurso gastronómico desde dentro.

Un futuro que ya empezó

El I Encuentro MEG Castilla y León dejó algo más que programación, premios y talleres. Dejó una sensación colectiva: esto tiene que repetirse. Y así será. MEG anunció su voluntad de convertir esta jornada en un evento anual, itinerante y cada vez más amplio.

Porque lo que ocurrió en Riaza no fue un acto aislado. Fue una siembra.
Y lo que se siembra en Castilla y León, si se riega bien, crece.

Alba García, Miriam F. Rivas, Marisa Duque y Dña. Magdalena Rodríguez y Maria Jimenez I @delicious_fotografia

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