LO QUE SE CUECE

Castilla y León y el Norte de Portugal plantan cara

“Queremos los fondos, pero también voz”

En la cumbre transfronteriza de Oporto, ambas regiones lanzan un mensaje nítido a Bruselas y Madrid: o hay gestión descentralizada de fondos europeos o seguiremos siendo periferia de escritorio.

Hay reuniones que son puro trámite, selfies, protocolo y agua con limón. Esta no. Lo que ocurrió en Oporto, el 15 y 16 de julio de 2025, fue una reunión con dientes. La V Sesión Plenaria de la Comunidad de Trabajo Castilla y León–Norte de Portugal se convirtió en un tablero de poder donde dos regiones históricamente periféricas dijeron lo que tenían que decir: que ya está bien de que Bruselas y Madrid repartan el dinero y las decisiones sin pisar el terreno.

Lo dijeron en voz alta Alfonso Fernández Mañueco y António Cunha. Lo firmaron con tinta gruesa: una declaración conjunta que exige algo básico pero contundente: gestión regional real de los fondos europeos. No una foto en la prensa. No una transferencia genérica. Quieren decidir qué se hace, dónde, cómo y con quién.

Basta de quedar para el reparto final

La queja no es nueva, pero ahora va armada. Castilla y León y el Norte de Portugal reclaman estar en la mesa desde el minuto uno: diseño de las estrategias, ejecución de las inversiones, reparto de la fiscalidad. No quieren volver a ver cómo se firman proyectos para territorios que no han sido consultados ni escuchados.

La lógica es de puro sentido común: quienes viven el territorio saben mejor dónde pincha la sanidad, qué carretera sigue sin terminarse, qué escuela necesita conectividad, o qué enclave podría ser Patrimonio de la Humanidad si alguien lo impulsara en serio.

Y es que en esta cumbre no se habló solo de dinero. Se habló de infraestructuras, cultura, sanidad, turismo, innovación, medioambiente y fiscalidad. No como departamentos, sino como un sistema entero que necesita funcionar con visión de frontera compartida.

Infraestructuras: la frontera sigue cortada

Pocos temas levantaron tanta rabia educada como el estado de las conexiones. Las dos regiones exigen a Madrid y Lisboa que cumplan de una vez con las grandes olvidadas:

  • La Autovía del Duero, aún sin finalizar.
  • La variante internacional de Rihonor, que sigue siendo un cuello de botella indigno de una frontera europea.
  • La alta velocidad entre Oporto y Braganza y la línea Salamanca–Aveiro vía Fuentes de Oñoro, esenciales para coser lo que sigue desconectado.

Y dentro de Castilla y León, se puso el foco sobre la carretera Puebla de Sanabria–Braganza, clave dentro del maltratado Plan de La Raya. Un proyecto que lleva años encallado y que sigue dependiendo de decisiones lejanas, lentas y tibias.

Sanidad y turismo: cruzar la frontera no debería ser un problema

En sanidad, la propuesta es clara: acuerdos reales para compartir servicios entre ambos lados. Desde urgencias y ambulancias, hasta transplantes y atención primaria. Porque hay pueblos donde el hospital más cercano está a 20 minutos… pero en otro país. Y eso no debería ser una barrera.

En turismo y cultura, la apuesta es poderosa: quieren que Las Médulas (León) y Tresminas (Portugal) vayan juntas como candidatura para Patrimonio Mundial. Quieren activar la Ruta de la Raya Ibérica, un proyecto de largo aliento que une patrimonio, naturaleza y gastronomía sin necesidad de visados ni aduanas emocionales.

Además, proponen avanzar en la ruta Siega Verde–Vila Nova de Foz Côa como escaparate de arte paleolítico transfronterizo. Y como broche, plantean crear un Centro Tecnológico de Patrimonio en Portugal, espejo del que ya existe en Simancas. Porque la cultura también se innova.

Medio ambiente y digitalización: el futuro no puede esperar

La colaboración ambiental pasa de las palabras a los drones: prevención conjunta de incendios, vigilancia forestal en tiempo real, y sistemas de alerta conectados a ambos lados de la Raya.

En conectividad, las regiones lanzan un grito urgente: el 5G y la fibra no pueden ser solo para las capitales. La brecha digital rural se está convirtiendo en una condena silenciosa. Quieren inversiones específicas, zonas prioritarias y planes medibles. No promesas vacías.

Fiscalidad y Europa: queremos jugar con las mismas reglas

Una de las demandas más potentes fue la de una fiscalidad diferenciada para territorios fronterizos y despoblados. Algo similar a lo que ya tienen las regiones ultraperiféricas. No es pedir caridad. Es pedir equidad. Porque no se puede competir ni retener talento si el marco fiscal castiga al que se queda en el pueblo.

También se propuso una revisión del impuesto energético, para que su recaudación no se quede en abstracto, sino que revierta directamente en los territorios productores y de paso, compense su impacto ambiental.

El mensaje final: menos centralismo, más territorio

Lo que Castilla y León y el Norte de Portugal han dicho en Oporto es claro: quieren dejar de ser tratados como periferia. No solo geográfica. También política y financiera. Reivindican su papel como núcleo ibérico, motor fronterizo, y ejemplo europeo de cooperación real.

Porque la historia se ha escrito demasiado tiempo desde el centro. Pero el futuro, si quiere ser fuerte, tendrá que escribirse también desde la frontera.

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