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La guía Michelin de los camioneros: dónde comer bien, a buen precio y con sabor en Castilla y León

Restaurantes donde parar a comer en Castilla y León cuando vas por carretera y no quieres fallar.

Hay un sistema de calificación gastronómica más honesto que cualquier estrella, más eficaz que cualquier reseña y más infalible que el algoritmo: un parking lleno de camiones en la puerta de un restaurante. 

No falla. Si hay cabezas tractoras alineadas en batería junto a una nave a pie de carretera, para el motor, sal del coche y apoya el codo en la barra. Porque ahí se come bien.  

Aquí, donde las distancias se miden en repostajes y los márgenes de la autovía son tierra santa, los camioneros han construido un mapa del sabor paralelo a las rutas logísticas. Son los catadores anónimos del asfalto, los inspectores sin libreta que valoran el pan del día, el torrezno crujiente y la oreja en salsa con la misma seriedad con que valoran la seguridad del arcén o el estado del gasoil. Y si no lo sabías Castilla y León es su meca.

Los camioneros han construido un mapa del sabor paralelo a las rutas logísticas. 

El mapa que circula entre ellos, que se consulta en los descansos y se comprueba con el olfato y la vista al girar en el kilómetro adecuado, es un tesoro. Está todo ahí. Castilla y León, trazada no por comarcas ni por valles, sino por platos del día. Y esta es su cartografía.

Mapa de El Camionero Recomienda, CyL

Burgos: tierra de horno y lechazo

Entrar a Burgos por carretera es recibir una invitación abierta a detenerse, ya que la provincia lidera la lista de recomendaciones con siete establecimientos a sus espaldas.

En la N-623, muy cerca de Cabañas de Virtus, el restaurante Camino de Burgos huele a cuchara montañesa y rabo estofado. Sus langostinos flambeados o el rodaballo al horno dan fe de que aquí no se improvisa nada.  En la A-231, en Olmillos de Sasamón, El Castillo abre 24 horas y ofrece menú con diez primeros, nueve segundos y más de una docena de postres.

En Burgos capital, ubicado en la carretera de Poza, 81, el Asador San Lorenzo trabaja el cordero con maestría: lechazo en horno de leña, chuletillas, carrillera, cogote de merluza o rodaballo. Un referente en los asados entre los camioneros. También en la capital, el restaurante Linares, en la N-120, despliega una carta de cocina castellana con morcilla, cordero lechal a la brasa, lengua estofada o sopa castellana.

En Aranda de Duero, el Mesón El Pastor saca pecho con su lechazo, pero también ofrece bacalao con verduras, surtidos de queso o cochinillo. El Mesón de la Villa tira de conejo a la antigua, el lechazo asado o los escabechados de caza en temporada.  Y El Ciprés, también en Aranda, deslumbra con sus mollejas, manitas, parrilladas y asados de carne, así como por sus postres.

Palencia: el fogón del norte

Los camioneros que atraviesan el norte de Palencia saben que no se puede pasar por Aguilar de Campoo sin detenerse en Valentín. El restaurante sirve menestra, merluza rellena, lechazo, patatas a la importancia con gulas o ensalada de cecina con queso. Muy cerca, en Cortés Poza, hay calderetas de pescado y marisco, lechazo al horno, garbanzos con calamares, merluza con patatas o leche frita.

En Alar del Rey, La Cueva arranca a las 6:30 con su pisto natural casero, alubias pintas de Valdavia, ventresca de pimientos asados naturales, carilleras de ternera estofadas o lechazo churro al horno. Y en Herrera de Pisuerga, La Piedad alterna entre merluza en salsa de hongos, entrecot y cocido completo los miércoles de invierno. Todo con cuchara, pan crujiente y sin adornos.

En Palencia ciudad, el restaurante La Encina destaca con carnes a la brasa, lechazo, chuletón y una carta tradicional sin adornos. Todo con cuchara, pan crujiente y sin artificios.

Lechazo en Burgos @Asador San Lorenzo

León: sabor maragato y algo más

Astorga tiene fama de cocido, pero los camioneros lo confirman como feudo oficial. En el restaurante Delfín, entre curvas y señales, uno se sienta y aparece el cocido maragato (carne primero, sopa al final), pero también tiene bacalao al ajo arriero, chuletones y postres como flan y natillas.

En La Bañeza, tanto Bermán (Mirador del Ermitage) como La Hacienda funcionan como estaciones de servicio sin surtidor, pero con cocina. El primero ofrece alubias a la bañezana, el cordero y lechazo al horno, paella y arroz con leche como colofón. El segundo abre para comidas y cenas y en su menú destacan platos como lechazo al horno, ancas de rana con una salsa especial, alubias estofadas o el bacalao Valderas.

Y en León ciudad, la franquiciada La Competencia (calle Matasiete, 9) pone sobre la mesa pizzas artesanas, lasañas, ensaladas y flan casero sin pretensiones.

Salamanca: cuchara y brasas

A las afueras de Castellanos de Moriscos, el Mesón Castellano funciona como una central de sabores. El menú varía, pero nunca defrauda. Tienen su propio canal de WhatsApp donde informan a los clientes de menús especiales y horarios actualizados al instante. Ofrece cocido, croquetas, revueltos de gulas y menú especial castellano. En Villares de la Reina, el restaurante Los Arcos (o punto 12) destaca con la crema de marisco, la sopa castellana, el revuelto de boletus y gambas, la paletilla de lechazo o el cachopo asturiano. En Peñaranda, Las Cabañas (también conocido como el Tostón de Oro) presume de cochinillo su cochinillo asado, la estrella de la casa. Además del solomillo de ternera al jugo de trufa y río viejo o el rabo de añojo estofado. También cuenta con pescados como el lomo de bacalao con cebollitas glaseadas y crema de pil-pil o el rodaballo a la donostiarra y postres como hojaldritos o crema fría de mandarina.

Segovia: la tierra del horno

En Segovia no todo es cochinillo en plato de cerámica. En El Chaparral, en Revenga, sirven raciones, platos de cuchara y ponche segoviano que podrían parar a un camión.

En Santa María la Real, Avanto sirve arroces, cochinillo o bacalao al ajo arriero desde el desayuno hasta bien entrada la noche. En Navalmanzano, el Bar César responde con menú del día y carta de raciones, bocatas y platos combinados. En Carbonero el Mayor, El Riscal lleva la carne de buey a categoría gourmet. Sobresale su carne  certificada a la teja, su lechal a la plancha o solomillo  con foie y reducción de Pedro Ximénez. En Boceguillas, Cardenal Cisneros tira de cecina de León con queso de cabra, rabo de toro, manitas de cordero, lechazo y cochinillo asado o la dorada a la plancha y postres clásicos.

Carne de buey certificada @Mesón Riscal

Ávila: mucho más que chuletón

No se puede hablar de Ávila sin mencionar el chuletón. Pero más allá de los estandartes turísticos, como Arenas de San Pedro, El Lobo Cojo combina las patatas revolconas, las migas del lobo, la sopa castellana o sendas carnes a la parrilla, pescados, raciones o pizzas. En Aldeavieja, La Aldea tira de comida casera, con raciones generosas y sin pretensiones.

En Ramacastañas, el Mesón de las Chuletas rinde culto a la parrilla: ternera, chuletones, el lechazo a la brasa de leña, el cocido, las lentejas y postres como natillas o flan de huevo.

Zamora: tradición a fuego lento

Zamora no se proclama, se descubre. En Cerecinos de Campos, el Mesón La Panera es leyenda viva. Quien entra ahí no va de paso, va por fe. Ofrece varios menús y cuenta con raciones, bocadillos y platos como secreto de cerdo, pollo frito con patatas fritas o postres caseros como flan o natillas. En la N-122, en Trabazos, el Rincón del Sol destaca por sus carnes a la brasa y sus postres caseros, y El Cruce responde con cocidos, guisos y asados como especialidades de la casa, así como platos combinados, pizzas y arroz con leche. En Castrogonzalo, Paradero garantiza cocido bien servido y sitio de sobra para dejar el camión sin maniobras imposibles.

Valladolid: el cruce de caminos

Valladolid es un nudo. De carreteras, de transportistas, de cultura de la tapa y del plato. Pero no abundan los clásicos de arcén, pero en pleno centro, el restaurante La Criolla cumple. Su menú castellano para dos incluye sopa, ibéricos, cuarto de lechazo, postre y vino. También tienen carta con embutidos, raciones y variedad de postres. Si toca noche en ciudad, este sitio salva el viaje.

Soria: donde empieza el hambre

Los que suben por la Nacional II ya lo saben: Medinaceli es una parada obligatoria. Allí, el restaurante Carlos Mary se ha ganado el aplauso por aclamación. Si preguntas a un camionero cuál es el mejor de Castilla y León, más de uno responde ese nombre. Sopa de pescado, judías estofadas, lomo a la riojana o trucha a la navarra. Cocina de las que reconforta, sin vueltas ni adornos.

Porque al final, lo que une todo este mapa no es el precio —aunque todos cuidan el bolsillo— ni el prestigio. Es el calor. La comida hecha sin atajos. La certeza de que, si te sientas a comer en un lugar lleno de camiones, vas a salir con hambre saciada y energía para seguir. Castilla y León tiene muchos paisajes, pero sus mejores postales están dentro de un plato. Y los camioneros ya lo sabían.

Puedes consultar horarios y precios en el blog de Wtransnet, El camionero recomienda un portal dedicado al transporte de cargas.

**Los restaurantes que no aparecen en este listado han cerrado permanentemente.

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