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El Gusto es Suyo con Dani Giganto: sommelier de mu•na (Ponferrada, León).

El sumiller leonés, referente en los principales rankings nacionales, comparte sus paradas vitales: cafés, vermús, cocidos y vinos con memoria y raíz.

Una de las voces del vino en España. En El Gusto es Suyo, Dani Giganto, comparte sus paradas vitales: cafés, vermús, cocidos y vinos con memoria.

Dani Giganto Arias es el sumiller de mu•na (Ponferrada, León), restaurante con estrella Michelin de Samuel Naveira. Es un fuera de serie del mundo del vino, una de las voces más sólidas de la nueva generación que está marcando el paso en el territorio nacional. Su nombre ya suena con fuerza en los principales rankings: segundo mejor sumiller del país en los premios Verema y segundo puesto en el Top 100 de Sommeliers de España, la lista que cada año reconoce el talento en torno al vino.

Se define, sin embargo, de la forma más sencilla como camarero. Un oficio que mamó desde la cuna, al calor de su padre, el conocido hostelero leonés que convirtió el mítico Amancio en su casa y escuela. A los 16 años ya trabajaba en sala, convencido de que su sitio estaba en el contacto directo con la gente. Su padre ha sido siempre uno de sus grandes mentores.

La barra fue su primera pasión. En 2014 ganó el Campeonato Nacional de Tiraje de Cerveza Estrella Galicia y, dos años después, entró en el equipo de bartenders de DiverXO junto a Dabiz Muñoz. Pero el vino terminó conquistándolo: primero en el restaurante familiar, después como colaborador en el mítico elBulli (2008), y finalmente como motor de su carrera.

Hoy, desde la bodega de mu•na, Giganto dirige una de las cartas más vibrantes del panorama nacional. Es inquieto, apasionado, parlanchín y firme defensor del papel de la sala y del camarero como piezas clave de la gastronomía. Talento, tesón y éxito que, lejos de acomodarlo, lo impulsan a seguir abriendo camino.

En este mapa personal, Dani nos traza sus paradas imprescindibles: lugares que lo acompañan en su vida cotidiana, recuerdos de infancia y proyectos que le inspiran.

San Agustín Cafés (León)

El ritual del brevaje estimulante como comienzo de la jornada. En este caso nos habla de un micro tostadero de la capital leonesa. “Empiezo el día con un buen café. En León tenemos la suerte de contar —bajo mi perspectiva — con el mejor tostador de España, por prestigio y calidad. San Agustín venden tiempo: el que dedican a seleccionar el grano, a tostarlo, y el que después se disfruta en casa viajando a través de sabores de todo el mundo. Es un proyecto de mi localidad que está súper chulo”. Dani reivindica aquí a los artesanos del tueste que han situado a esta ciudad en el mapa cafetero nacional.

Restaurante Roxy (Valencia de Don Juan, León)

En este recorrido no es solo la comida lo que conviene, sino el mapa emocional que la rodea. Villarrabines es el pueblo de su mujer Paola. Allí pasa los veranos y fines de semana su hijo Izan con los amigos. Muy cerca se encuentra la siguiente parada obligatoria: el Restaurante Roxy. “Es un sitio fantástico donde Geni, su dueño, lleva ligado a la hostelería desde pequeño. Allí se come cocina clásica hecha con sentimiento, con su madre aún en los fogones. Además, tiene una de las mejores cartas de vinos de la provincia, con joyas y añadas especiales”.

Como curiosidad, el restaurante alberga un rincón, un destino de peregrinación para fumadores sibaritas. “A tener en cuenta: este lugar es «el templo» para los que disfrutamos de un buen puro. Amigos expertos como Raúl Pérez lo catalogan como el mejor sitio de España para fumar uno. Tiene una colección indispensable”, apunta Giganto.

La historia se completa con la hija de Geni, Sara González, “que con su bodega Jagatas está recuperando la producción de prieto picudo y albarín. Lo está haciendo súper bien”. Para Dani, el Roxy es tradición, familia y futuro a la vez.

Casa Senén (Vega de Gordón, León)

Hay carreteras que son biografía. Para él la N-630 lo es todo: un trazado que une La Robla, pueblo de su madre, con Ciñera, el de su padre. “Uno siempre vuelve donde fue feliz”, dice, y para él ese regreso significa doble regalo: ver a la familia y sentarse a la mesa. “La excusa perfecta para volver es comer en sitios como Casa Senén. La familia hace una cocina tradicional fantástica y te reciben como en casa”.

Casa Ezequiel (Villamanín, León)

La casa madre de Ezequiel, con varios locales en León, es parada obligatoria. “El otro gran templo de la 630, donde la gente se congrega en torno a embutidos y platos de calidad, cantidad y producto, todo en la misma mesa”. Generaciones enteras se han sentado aquí a disfrutar de embuchados y raciones generosas. Una parada ineludible para Dani, cargada de memoria familiar.

Entrepeñas (Embutidos y Restaurante, León)

Un poco más allá, sigue la ruta del corazón. Llegamos a Entrepeñas. “Rosi capitanea este barco familiar, un templo de cocina tradicional, sobre todo sus arroces. Imprescindible en la zona y un lujo siempre”, apunta. Un clásico leonés donde la tradición se mantiene firme: embutidos propios y platos de cuchara que nunca fallan.

Escuela Internacional de Cocina (Valladolid)

La ruta también tiene paradas formativas. “En Valladolid me gustaría nombrar a la Escuela Internacional de Cocina. Gracias a Almudena y Diego se realizó el título de sumiller 2.0. Fue un privilegio formar parte, tanto académicamente como a nivel personal. Allí pude estrechar la amistad con Diego y Laura de Tiempos Líquidos”. Más que una escuela, fue una llave para amistades que hoy forman parte de su vida.

La Mejillonera (Valladolid)

“Valladolid me transporta a mi niñez, cuando iba con mi padre a La Mejillonera. En León la cerraron, y por eso siempre que vuelvo disfruto con unas bravas, mejillones en vinagreta y un bocata de calamares. Solo por eso ya merece la pena visitar la ciudad”. Un lugar sencillo convertido en memoria gustativa imborrable que también comparten su hijo y su mujer.

El Bar (Valladolid)

Para Dani, Valladolid significa El Bar. “Pedro y Roberto hacen una cocina de producto, de calidad y sabor, con una carta de vinos digna de admirar que, además, descorchan sin miedo. Es un lujo para la ciudad tener un sitio como este”. Cocina afinada, bodega extraordinaria y hospitalidad cercana.

Tiempos Líquidos (Burgos)

Si Valladolid es El Bar, Burgos es Tiempos Líquidos. “La gran excusa para parar en Burgos son Diego y Laura. Me dan una envidia sana por ese proyecto de vida en torno al vino. Además son dos personas bellísimas, de esas que siempre me gusta tener a mi lado”. Un wine room que ya es referencia nacional: vinos vibrantes, calidez humana y cultura líquida en vena. Creo que todas las ciudades del mundo deberían tener un sitio así, en especial para los que amamos la cultura vitivinícola”.

Hotel Landa (Burgos)

La parada de carretera convertida en icono. “Como Burgos es ciudad de paso, siempre hago una pausa en Landa. En su bar parece que viajas al pasado: pinchos clásicos y bollería elaborados con buen hacer. He probado toda la carta y me encanta, en especial el bocadito de merluza, el pincho de roast beef o los huevos con morcilla. Aún tengo pendiente alojarme y probar su piscina interior, que me han dicho es preciosa”. Un emblema de autovía que ha convertido el bar en templo del aperitivo y el descanso.

La lubina Aquanaria, versátil y elegante, se convierte en joyas como esta secuencia que recuerda a una barra de sushi japonesa.

El Serranillo (León)

Dani tiene un plan fijo algunos sábados: pasear, comprar algo gourmet y tomar el aperitivo. En ese ritual nunca faltan las conservas en vinagre, su debilidad. Y el sanctasanctórum de su cuidad es El Serranillo. “Soy un fanático de los encurtidos y no puede faltar el templo del pimentón en León, con Juan Dopico. Una maravilla los productos artesanales que tiene, sobre todo de la región. Y mi vicio inconfesable es su vinagreta”. Un ultramarinos histórico que le conecta con lo cotidiano, lo sencillo y lo auténtico.

Rúa 11 (León)

Para el vermú, el Rúa 11 “Me gusta ir a tomar el aperitivo allí. Rubén y su equipo hacen que la tapa sea lo que debe ser: calidad que abre el apetito, no ese reclamo barato de tapa gratis que ha degradado nuestra tradición. Ese momento aquí es un placer, al igual que para una comida informal”, comenta.

Cocina con Mimo (León)

La innovación también tiene cabida. “En mi ciudad está el proyecto de mi excompañero Javi: Cocina con Mimo. Posiblemente el restaurante con mejor relación calidad-precio para la vanguardia. Nos transporta con el producto leonés a un viaje que conecta sabores del mundo”. Cocina creativa y asequible que pone a León en el mapa contemporáneo.

Mimo Tradición (León)

El mismo equipo también honra la cocina de siempre. “Javi y Ángela también tienen Mimo Tradición, donde apuestan por cocina más clásica, con recetas familiares muy bien hechas. Mención especial a unos garbanzos que hacía mi padre, Amancio”. Un comedor que honra la tradición leonesa con la misma seriedad que Mimo aporta a la innovación.

The Carnivan Super Bar (León)

La hamburguesa es uno de sus caprichos confesables, y en The Carnival Super Bar encuentra un proyecto que dignifica el producto y lo eleva a campeonato. “Aquí en León tenemos la mejor hamburguesa de España, la EM2 según la Best Burguer Spain. Un proyecto fantástico en torno a productos de calidad elaborados con mimo, que da valor a la hamburguesa local. Una maravilla tenerlos en casa”. Una propuesta joven que ha convertido el fast food en cultura de producto.

La Felissa (León)

La jornada dominical ideal en casa de Dani termina con la delicia italiana por autonomasia (o burguer), peli y familia. “El chef Rossino siempre sorprende con pizzas gourmet, masas fermentadas un mínimo de 48 horas y elaboraciones muy cuidadas. Para mí es el mejor plan de domingo con la familia: una pizza de La Felissa, una Coca-Cola Zero —mi perdición— y una película”. Un ritual que guarda con cariño, porque la gastronomía también es hogar.

Restaurante Serrano (Astorga, León)

La Maragatería es tierra de cocidos, setas y tradición. En Serrano, Dani encuentra un templo de esa cultura. “En Astorga, Jesús —padre e hijo— hacen una cocina de tradición y fondo. Mención especial a la temporada de setas: son número uno. Para mí, Serrano es un lugar al que siempre hay que volver. Un templo”.

Casa Coscolo (Castrillo de los Polvazares, León)

En uno de los pueblos más bonitos de España, Casa Coscolo defiende el cocido maragato con respeto y toques de creatividad. “Allí Pedro y su familia convierten el cocido en liturgia. Es una gozada disfrutar de esa cocina tradicional con algún guiño personal, siempre en un ambiente cercano y familiar”.

Palacio de Canedo (El Bierzo, León)

El Bierzo siempre ha sido un lugar de refugio para Dani. Y el Palacio de Canedo, la casa de Prada y Flor (de Prada A Tope), es parada obligatoria. “Es un sitio donde te hacen sentir como en casa desde el minuto cero. Puedes dormir bien, desayunar, disfrutar de las vistas… pero lo que más nos gusta a mi mujer, Paola, y a mí, es la merienda de frixuelos con chocolate. En Navidad, además, se convierte en la casa de Papá Noel en España. Es visita obligada”.

Casa del Botillo (El Bierzo, León)

Si hay un plato que le pierde, ese es el botillo. Y en este lugar lo celebra con pasión.
“En La Casa del Botillo disfruto como un niño. También de sus pimientos asados. Para mí, un sitio indispensable en el Bierzo”. El sabor de un territorio convertido en felicidad absoluta.

Explorar el sabor es también explorar el territorio, la memoria y las historias que lo habitan.

No te pierdas otras historias de El gusto es suyo con Andoni Sánchez del Asador Villa de Frómista (Palencia), Cris y Diego de Caleña (Ávila), Diego y Laura de Tiempos Líquidos (Burgos), Marina y Luis de Curioso (Peñafiel) y Rubén Arnanz autor de Ancha es Castilla (Segovia).

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