LO QUE SE CUECE

Riaza entra en la Red de Pueblos Gastronómicos de España

Riaza, sabor y tradición en la Red de Pueblos Gastronómicos de España.

Hay nombres que saben a fuego lento, y Riaza es uno de ellos. Este municipio segoviano, situado en plena Sierra de Ayllón, ha sido reconocido como miembro de la Red de Pueblos Gastronómicos de España, un proyecto que reúne a destinos que han sabido preservar su identidad culinaria y ofrecer al viajero una experiencia única.

Riaza no engaña. Su carta está escrita en leña, en brasas, en la paciencia de los asadores. Aquí la carne no es simple alimento: es rito. Los hornos y parrillas se convierten en templos del cordero lechal y el chuletón de bovino, asados con maestría en hornos centenarios. A este festín de carnes se suman los productos de matanza, guisos con setas locales y una repostería irrepetible, donde destacan los tradicionales amarguillos. Su cocina late al ritmo de las estaciones y sus fiestas, fusionando el sabor de la tierra con el amor por el detalle.

El paisaje hace el resto. La sierra marca un clima de contrastes que moldea los productos. Prados y bosques sostienen la ganadería, las huertas producen hortalizas de sabor concentrado, los hongos brotan como tesoros de temporada. Todo ese ecosistema se traduce en platos que no necesitan adornos: carne tierna y jugosa, quesos con carácter, vinos recios, panes que huelen a horno antiguo. Comer en Riaza es sentir que la geografía se mastica.

Integrarse en la Red de Pueblos Gastronómicos de España no es un premio estático, sino un compromiso con la calidad, la autenticidad y la innovación turística. Según su presidente, Fernando Valmaseda, “la Red ofrece a los municipios socios formación continua, digitalización y herramientas tecnológicas que garantizan el desarrollo de cada destino”. Significa trabajar en red, compartir experiencias con otros municipios, atraer un tipo de visitante que busca una vivencia que alimente memoria y paladar.

El impacto de este reconocimiento puede ser decisivo. El turismo gastronómico se ha convertido en motor económico para muchos pueblos que, de otro modo, perderían población y dinamismo. Viajeros dispuestos a recorrer kilómetros para sentarse a una mesa honesta generan ingresos en bares, tiendas, alojamientos y pequeños productores. En Riaza, cada asador abierto no solo mantiene vivo un negocio: sostiene a ganaderos, agricultores y artesanos que forman parte de la cadena.

La inclusión en esta red es también un escudo frente a la uniformidad. En tiempos de franquicias y menús clonados, Riaza recuerda que cada territorio tiene un sabor irrepetible. Ser Pueblo Gastronómico obliga a cuidar ese relato, a contar al visitante que lo que está probando nace aquí y no en otro lugar, que detrás de cada plato hay clima, paisaje, historia.

La apuesta no está exenta de desafíos. El primero, mantener jóvenes en el territorio, formarlos, convencerlos de que la hostelería rural es una oportunidad. El segundo, garantizar que el turismo no destruya lo que viene a buscar: autenticidad, calma, vida de pueblo. Y el tercero, encontrar el equilibrio entre tradición y adaptación: mantener la esencia sin rechazar la innovación que mejora la experiencia sin desnaturalizarla.

Caminar por Riaza es comprobar esa mezcla en carne viva. Los aromas de los asadores se escapan por las calles empedradas, los balcones de madera añaden color al paseo, el mercado local ofrece productos que resumen la sierra. El visitante come, pero también pasea, contempla, respira. Y en esa suma de gestos está la clave: la gastronomía no es solo lo que entra por la boca, es todo un ecosistema de cultura y territorio.

Con esta integración en la Red de Pueblos Gastronómicos de España, Riaza refuerza su posición como destino de referencia para quienes buscan un viaje con sabor a autenticidad. Su mejor receta sigue siendo la paciencia, el rigor y la honestidad de una cocina hecha a fuego lento.

Gastrorutas: viajar con sabor

Este reconocimiento también enlaza a Riaza con nuevas propuestas turísticas como las Gastrorutas, itinerarios que invitan a descubrir pueblos a través de su mesa. Una de ellas es la Gastroruta 2: Riaza – Sigüenza – Mora de Rubielos, un viaje que une tradición, paisajes de interior y cocinas que hablan de fuego, historia y producto local.

Desde Voraz Magazine también hemos trazado caminos que celebran la riqueza de Castilla y León:

Todas ellas demuestran que la gastronomía no es solo lo que llega al plato, sino la suma de tradiciones, paisajes y personas que mantienen vivo un territorio.

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